El tamagotchi fue un juguete que entusiasmó en la segunda mitad de los noventa y que, sin saberlo, plantaría la semilla de un género –o subgénero- de videojuego, el simulador de mascotas. La Nintendo DS, videoconsola que sobre todo en sus inicios sacó multitud de títulos dirigidos a un público que nunca antes se había acercado a los videojuegos, conoció una temprana cumbre con ‘Nintendogs’, una pequeña pieza maestra de Miyamoto. A partir de ahí, la sucesión de mascotas virtuales fue frenética, no quedó animal sin tener su videojuego… hasta que se pasó la moda y los nuevos títulos que fueron saliendo quedaron en el rincón de los juegos infantiles, y ahí gozaron –o padecieron- irregular fortuna ya que novedades más seductoras les comían el terreno. Por otra parte, cuando los simuladores de mascotas ya estaban de capa caída, las redes sociales comenzaron su apogeo y con él, los videojuegos sociales, mucho de los cuales incluyen una mínima parte de gestión, tales como el emblemático ‘Farmville’.
Pues bien, en las últimas semanas está causando furor en los dispositivos móviles un videojuego que combina los elementos básicos de los géneros citados más arriba: se trata de un simulador de mascota con cierta gestión y cierto componente social. Nos estamos refiriendo a ‘Fish Live’.
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