El 19 de octubre saldrá al mercado ‘Biochock Infinte’, la tercera entrega de una de las sagas más importantes de esta generación de consolas. El primer título, ‘Bioshock’ vio la luz en el 2007 y supuso toda una revolución, principalmente por la calidad de su guión y su particulares técnicas narrativas, pero también por su jugabilidad: un FPS en el que, además de tener a nuestra disposición distintas armas, también contábamos con los plásmidos, drogas que nos daban poderes tales como lanzar fuego o confundir a los enemigos.
‘Bioshock’ se ambienta en la ciudad subacuática de Rapture, creada en los años cincuenta por un cinetífico amoral para poder desarrollar sus experimentos. Ahora, entrados en el siglo XXI, la mayoría de sus habitantes son Splicers, algo así como yonkis enloquecidos y asalvajados. Además, nos podíamos encontrar con los Big Daddies, gigantes con escafandra que protegían a las Little Sisters, niñas de aire espectral que podían extraer y almacenar el ADAM, que es, por decirlo a la ligera, como el maná de los poderes. Dicho del tirón puede sonar confuso, pero jugado era alucinante.
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