‘Dishonored’, Análisis y crítica


Llevamos una semana seguida jugando a ‘Dishonored’ y ya tenemos muy claro qué clase de juego hemos tenido enfrente todo este tiempo. Un juegazo que sólo aquellos que sepan exprimir a fondo sabrán disfrutar del todo.

Tal y como ocurre en todos los juegos de Bethesda, ‘Dishonored’ parece tener varios elementos de sus hermanos, pero aquí el sistema de combate ha sido completamente remodelado y perfeccionado para poder llevar a cabo dos tipos de acciones: la lucha cuerpo a cuerpo y el sigilo táctico.

Con una estética que mezcla la revolución industrial con lo más futurista, ‘Dishonored’ tarda un rato en entrar por los ojos. Lo cierto es que tanto los elementos del paisaje como el propio paisaje no abundan en detalles si comparamos este juego con otros lanzamientos actuales.

Pero eso es poco importante si tenemos en cuenta que todo escenario ha sido pensado minuciosamiente para que las misiones puedan resolverse de varias formas al mismo tiempo. En efecto, a pesar de la falta de detalle, tenemos escenarios bastante abiertos que permiten que cada partida sea distinta.

Cuando arranca el juego nos vemos envueltos en una trama de traición y venganza. Hemos sido acusados de matar a la emperatriz cuando eso es completamente falso. Deheredados y como proscritos, nuestro cometido será recuperar la gloria perdida.

Para ello deberemos desempeñar diversas misiones para un grupo opositor del gobierno tiránico que se ha instaurado tras la muerte de la emperatriz. En este sentido, el juego cuenta con excelentes diálogos y gran ambientación.

Nuestro avatar, Corvo, contará con una espada y con una pistola inicialmente, arsenal que poco a poco aumenta con el uso de ballestas, somníferos, bombas, trampas, etc. Una variedad enorme que permite un juego táctico bastante profundo: podremos ir matando a todo el mundo pero también será posible atravesar los mapas sin cobrarnos ni una sola víctima (de hecho, el volumen de caos que provoquemos cambiará en un sentido u otro la acción).

‘Dishonored’ parece, en definitiva, una versión muy actualizada de aquel juego de estrategia táctica llamado ‘Commandos’, donde el sigilo y la acción meditada eran fundamentales. Pero esta vez con el añadido de que poseeremos también ciertas capacidades mágicas especiales. Por ejemplo, podremos poseer a animales, podremos teletransportarnos, y mucho más. Además, hay otro factor más: la acción superará a la estrategia.

Estamos ante un juego de alto voltaje que gustará a los amantes de la estrategia táctica, a aquellos que disfruten pensando cada uno de los movimientos. No será tan agradable para aquellos que busquen matar a lo loco. ‘Dishonored’ es un gran jueg, sin duda alguna, pero para poder decirlo es necesario exprimirlo a fondo.

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