Hace unos años se inventó un sistema presuntamente maravilloso para el bolsillo de los jugadores: los micropagos. Con este sistema, los juegos se podían comprar muy baratos o directamente gratis y, si nos gustaban, podíamos añadir contenidos pagando pequeñas cantidades, por no decir minúsculas.
La cosa prometía mucho hasta que se fue de madre. Ahora, en la actualidad, casi todos los juegos que funcionan con micropagos acaban suponiendo un gasto tan grande o mayor que los juegos íntegros, además de que continuamente aparecen nuevos contenidos y nuevas obligaciones de pago. Esto es lo que ha pasado con el clásico ‘Dungeon Keeper’ adaptado para móviles. En este caso, se han pasado y mucho. Vamos adescubrir por qué.
Se calcula que cerca del 92% de los juegos que se lanzan al mercado para móviles son freemium, es decir gratuitos de entrada y con micropagos si queremos acceder a nuevos servicios.
‘Dungeon Keeper’ es el último título que se ha añadido al carro de esta estrategia comercial, que en general, tal y como hemos podido comprobar en la gran mayoría de títulos, tiene un afán de recaudación casi obsesivo. En el caso de este juego, han saltado muchas voces denunciando el exceso de pagos requeridos para jugar.
Pagos ilícitos, mercantilismo salvaje
El problema ha surgido cuando, a partir de un punto inicial aceptable, se han empezado a llevar a cabo prácticas abusivas. Por ejemplo, algunos títulos (como el propio ‘Dungeon Keeper’) ofrecen ventajas online a los jugadores que pagan. Así, los que pagan tienen tiempos de carga más cortos y más posibilidades de ganar en las partidas, algo completamente aberrante desde el punto de la vista de la ética.
Y el problema parece que se está extendiendo también fuera de la plataforma móvil. Cada vez con mayor asiduidad encontramos títulos de consolas y PC que salen al mercado con pocos contenidos y que, nada más aparecer, se rodean de DLCs, expansiones y otros productos de pago que los completan.
Se acabaron, al parecer, los tiempos en que pagábamos por un juego y no hacía falta nada más. Ahora rige la ley del mercado. Tanto es así que en muchas ocasiones, como en el caso de ‘Dungeon Keeper’, los pagos son continuos si queremos disfrutar de un juego con contenidos, con tiempos de carga aceptables, sin publicidad abusiva, sin interrupciones. En fin, que parece más un ascenso al monte calvario que un juego.