No todo es sexo y hemoglobina a raudales (que también). Hay un interesante trasfondo histórico retratado con cierta precisión y la historia de un rebelde que pudo cambiar la historia del viejo Imperio Romano. Hablamos de Espartaco, el legendario gladiador tracio que llega directamente a nuestras consolas adaptado vía la popular serie de la ABC ‘Spartacus: Blood & Sand’.
‘Spartacus: Legends’, del que ya habíamos visto algunos avances, nos llega de la mano de los chicos de Ubisoft y el equipo de desarrollo Kung Fu Factory (la gente detrás de videojuegos como ‘Mortal Kombat: Unchained’ y ‘Mortal Kombat: Armageddon’, así que ya podemos imaginar por donde van los tiros…).
Su descarga es gratuita
Se trata de un juego del tipo free-to-play disponible en descarga gratuita para la Xbox 360 (en este caso solo si eres miembro Gold) y la PlayStation 3 en el que interpretas a un lanista (empresario que compra esclavos para convertirlos en gladiadores) novato que para convertir a uno de sus pupilos en el verdadero campeón de Capua y honrar su ludus deberá recorrer un largo y tortuoso camino a través de los diferentes barrios de la ciudad italiana, desde los combates más sórdidos en callejones hasta la gloria de la Arena ante miles de espectadores.
‘Spartacus: Legends’ cuenta como aciertos un sistema de combate muy realista y elaborado, al que ayuda la buena adaptación de personajes y escenarios con respecto a la Historia y la serie de tv (aunque echamos de menos a ese Spartacus interpretado por el fallecido Andy Whitfield, hubiera sido un buen homenaje). Por contra debemos lidiar con un aspecto gráfico muy mejorable y un desarrollo de modo de juego en la versión online muy irritante por la latencia con la que discurre, la suficiente como para hacernos desistir de buscar otros rivales a nuestra altura en Internet.
En todo caso, y teniendo en cuenta que no es estrictamente necesario comprar items para equipar a nuestros gladiadores, estamos ante uno de los videojuegos free-to-play más interesantes y toda una delicia para los fans irredentos de la ficción televisiva: ¡Por la gloria de la Arena!