Los efectos de los juegos online en el cerebro


Muchas veces se nos acusa a los jugones de estar viciados a la consola (o PC o móvil o lo que sea). Muchas veces se nos dice con tono displicente o sarcástico. Pero, ¿existe realmente el concepto de vicio en los juegos? ¿Vicio quiere decir adicción?

A continuación, revisamos algunos estudios científicos que hablan de la adicción en el mundo de los videojuego, centrados particularmente en el mundo de los juegos online, pues parece ser que nuestro cerebro actúa distinto en juegos offline y en juegos online.

Ciertos investigadores (Schoenmakers o Vermulst) señalan que hay que considerar el juego online dentro del contexto de las varias adicciones a Internet en general. Otros expertos señalan que debemos centrarnos en el lenguaje concreto de los videojuegos para entender los procesos de adicción a los mismos y si estos existen (Danforth o Charlton).

Según datos cientificos, sólo el 3% de los jugadores se puede considerar adicto a los videojuegos, como ya vimos en un artículo anterior. Bungie, por ejemplo, reveló que, de promedio, los jugadores de ‘Destiny’ invirtieron entre tres y cuatro horas diarias en jugar al flamante título online de Xbox One. ¿Suponen tantas horas una adicción?

Para determinar una adicción debemos descubrir en primer lugar los síntomas de la misma, que se resumen en: horas de juego, cambios de humor durante las sesiones de juego, tolerancia (cuántas horas debe jugar uno para sentirse satisfecho), síntomas de apartamiento (malestar que sentimos si no jugamos), conflicto (con nuestras amistades o relaciones, problemas que surgen a partir de nuestro aislamiento) y recaída (como en toda adicción, caer una y otra vez de manera descontrolada es un claro síntoma)

Juegos online

Como es lógico, en el caso de los juegos online existe una relación entre el tiempo de juego y el nivel de la adicción. Lo que separa la adicción de el simple pasatiempo tiene que ver, en esencia, con que nosotros podamos dejar de jugar cuando nos apetezca o con que, en cambio, estemos ligados a la práctica, incluso sin disfrute, por necesidad.

Tal y como se ha descubierto, por mucho tiempo que se dedique a los juegos online, no se considera exactamente una adicción, pues no existe un deterioro en la calidad de vida de los jugadores, ni psicológica ni materialmente. Por otro lado, los juegos online ofrecen un componente social que puede contrarrestar el ámbito de aislamiento que provocan los juegos offline.

No hay estudios concluyentes sobre el componente neurobiológico que pueda propiciar una mayor inclinación a este tipo de comportamiento, aunque existe una relación entre las reducidas habilidades sociales fuera de Internet y poca autoestima.

En esencia, aunque también existe el problema de la adicción al juego online, conviene desdramatizar el concepto. Jugadores que juegan muchas horas no tienen por qué ser adictos a menos que se cumplan los requisitos antes mencionados.

En esencia, podemos seguir tranquilos disfrutando de nuestro vicio mientras dicho vicio no nos perjudique para la vida «real».

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