La obsolescencia programada es un término asociado, lamentablemente, a las nuevas tecnologías. Junto a ese término tan deleznable podríamos colocar otro denominado algo así como “obsolescencia inducida”. Es decir: algunos objetos están programados desde su fabricación para que, pasado un tiempo relativamente breve, comiencen a dar problemas y sea forzoso para el consumidor repararlo una y otra vez o bien reemplazarlo; pero es que además también existe, sobre todo en el ámbito de la tecnología más puntera, una cierta inducción a la obsolescencia: hay productos que salen al mercado y cuya vida, aún pudiendo ser medianamente larga, es relativamente breve porque son desplazados por otros productos de la misma casa que vienen a sustituirlos. Con la telefonía móvil pasa constantemente. También con las tabletas. Y durante los años noventa fue una constante con las videoconsolas; tuvimos unos años de descanso pero ahora parece que va llegando el tiempo de la renovación.

La Wii se quedará vieja y saldrá la Wii U. La PS3 se quedará vieja y saldrá la Orbis. Y ahora llegan nuevos rumores de la sustituta de la Xbox 360, que no tendrá por nombre Xbox 720 como en algún momento se sospechó, sino Durango, aunque lo cierto es que este nuevo nombre tampoco ha sido confirmado por Microsoft, por lo que a día de hoy cualquier cosa es posible.

Los rumores más recientes que circulan sobre Durango aseguran que tendrá un lector e discos Blu-Ray y dos unidades de CPU, una reservada para Kinect y otra para el sistema operativo. Además, exigirá una conexión constante a internet, lo que será utilizado como medida antipiratería.

Esta nueva consola, de la que se habla más que se sabe, no se espera que sea anunciada en el próximo E3. No será hasta el año que viene cuando Microsoft hable oficialmente de ella y comience a desvelar sus secretos, a confirmar o desmentir rumores, a presentar imágenes que prometerán títulos asombrosos y precios también asombrosos, probablemente.