Cómo destruir una franquicia: análisis de ‘Sim City′ 2013


A medida que pasa el tiempo, cada vez estoy más convencido de que la crítica está vendida. Apenas una semana después del lanzamiento de ‘Sim City′ aparecen las primeras reseñas en medios españoles. ¿Y con qué me encuentro? Con notas superiores al 8 (sobre 10).

Probablemente alguien se ha vuelto loco, pero afortunadamente la comunidad de usuarios es muy poderosa y es libre, y no hay que dejarse engañar por la industria. A continuación un análisis de ‘Sim City′, un juego interesante pero, en el fondo, un juego mediocre. Un juego que ha acabado con toda una franquicia para proponer, a cambio, una tontería.

Quienes hayan seguido la polémica, sabrán que ‘Sim City′ fue denostado por los usuarios por la gran cantidad de problemas que tenían los servidores del juego. Pero una vez arreglado el desaguisado (arreglado más o menos, porque siguen sin funcionar bien algunos aspectos online) nos encontramos con la realidad, un juego que no está a la altura de sus predecesores.

‘Sim City 4′, más su expansión ‘Rush Hour′, ofrecía un simulador de ciudades excepcional, en el que el objetivo era construir, diseñar y gestionar una ciudad a nuestro placer, con todos los ingredientes que puede tener un juego de estas características (gestión de tráfico, educación, seguridad, impuestos, zonas, abastecimiento eléctrico y un largo etcétera). Aquel juego ofrecía ya un primer acercamiento a la interacción entre ciudades vecinas y al intercambio entre productos y población.

Importancia del aspecto social

Con el nuevo ‘Sim City′ se ha querido potenciar el aspecto social. Y a priori la idea suena muy bien: jugar en una región donde cada jugador tiene su parcela y su ciudad. Para que la interacción tuviese gracia cada ciudad debe especializarse en una rama: industria, turismo, casinos, negocios, etc.

Si una ciudad tiene excedente de, por ejemplo, electricidad, puede exportarla a otra, y así sucesivamente con cada producto. La idea, desde luego, es fabulosa. ¿Pero con qué nos encontramos? Con un desastre.

Mapas minúsculos, gestión simple

En primer lugar, las parcelas en las que podemos edificar tienen un tamaño por lo menos 10 veces más reducido que en ‘Sim City 4′. Este no es un juego de construcción de ciudades, es un juego de construcción de pueblos. El tamaño es tan reducido que siempre el jugador acaba construyendo el mismo tipo de entramado de calles. No hay espacio para la creatividad a la hora de diseñar tu ciudad, no hay apenas tipos de vías, no existe el metro, no se puede construir en terreno inclinado (Madrid, por ejemplo, no podría representarse en este juego, ni siquiera uno de sus barrios) y un largo etcétera de carencias.

Digámoslo claro: el factor de construcción y diseño se ha tirado literalmente a la basura. Por otra parte, el sistema de gestión de la propia ciudad se ha simplificado en extremo. Y no se ha simplificado para mejorarlo, sino para que resulte sencillamente ridículo. El juego es fácil y carece de profundidad en este sentido.

Buenos gráficos y poco más

Los únicos puntos fuertes son los gráficos: muy vistosos y de calidad, y el sistema de interacción entre ciudades. Pero en el fondo, construir en mapas del tamaño de pueblos de diez mil habitantes es, a la larga, deprimente. Una vez probadas las diversas variantes, uno no puede sino acabar aburrido de este juego.

Y es que el principal valor de la saga ‘Sim City′ era precisamente la construcción y la ampliación de ciudades. Aquí eso no existe. Aquí sólo importa el factor social, y además un factor social pensado para tontos.

Quien quiera probar un buen simulador de ciudades, tiene a su disposición ‘Cities XL′, que con todos sus problemas, es netamente superior a ‘Sim City′, un juego para niños, un juego hecho para vender masivamente. En definitiva un engaño con mayúsculas.

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